Parecido a algo sacado de Jurassic Park, el Dendrosenecio kiliánjari de aspecto extraño solo se puede encontrar en la cima del monte Kiliánjaro en Tanzania.
Crédito de la imagen: Peter Zahar
Kiliмanjaro, la montaña más alta de África, es bastante fascinante en sí misma. Cuanto más se asciende por esta montaña independiente, sus zonas climáticas progresivamente se Ƅeconan menos como el paisaje a nivel del suelo, e incluyen especies aisladas, mutadas o raras que no se encuentran en ningún otro lugar.
Una de las más llamativas de estas especies es la hierba gigante del Kiliánjaro (Dendrosenecio kiliánjari), una planta prehistórica que se desarrolló hace un millón de años y parece un giro entre un cactus convertido y una piña.
Crédito de la imagen: Thoмson Safaris
Dendrosenecio kiliмanjari crece solo en el Monte Kiliмanjaro, a altitudes de 14.000-16.000 pies (4300-5000 metros), donde ha aprendido a aprovechar la capacidad para sobrevivir a temperaturas bajo cero.
Estas plantas son de crecimiento lento pero pueden alcanzar una altura de 30 pies (9 metros). Similares, pero de manera similar, se pueden encontrar variedades aisladas de marmota gigante (Dendrosenecio) en un puñado de otras montañas de África Oriental, pero en ningún otro lugar.
Dendrosenecio kiliмanjari y el poderoso Kiliмanjaro. Crédito de la imagen: Andrea SchieƄer
Los Giant Groundsels son un miembro de la familia del diente de león y los científicos creen que todos se desarrollaron a partir de un Groundsel común hace alrededor de un millón de años.
Subieron más y más alto en las montañas a través del lento proceso de distribución de semillas por el viento (que movería las plantas no más de unos pocos metros a la vez), convirtiéndose finalmente en una nueva especie.
Crédito de la imagen: Brendon
Con el fin de sobrevivir en un entorno tan amenazante donde las temperaturas descienden regularmente por debajo del punto de congelación durante la noche, las jardineras gigantes acumulan agua en la médula de su tallo, y las hojas se cierran cuando hace demasiado frío.
Además de este ‘anticongelante’ natural, estas plantas también aseguran el autoaislamiento a través del follaje marchito y muerto (que es parte de la razón por la que se ven tan extrañas).
Crédito de la imagen: Stig Nygaard
Extraño y fascinante, uno podría imaginarse a los dinosaurios comiendo estas viejas plantas.
Fuentes: 1, 2, 3